Ahora aquí va mi contrarespuesta, que en realidad no es una respuesta, es otro comentario surgido a partir de la respuesta!

Del asunto del que quiero dialogar es de la transformación de los sujetos gracias a los nuevos medios, y especialmente de la transformación de los sentimientos que se sienten por aquellos que nos proveen la información y conocimiento necesario para comprender el mundo y habitarlo de manera mas contextualizado.

Seguramente que antes de constituirse la escuela como la institución que hoy día conocemos los aprendices amaban doblemente a su padres, además porque eran los maestros de los oficios que aprendían... ese aprendizaje que Bandura llama vicario permitía identificar al padre o al mentor como un virtuoso del oficio y de él aprender lo mejor, que mas razón para amarlo!!

Ahora muchos de quienes hemos aprendido buena parte de lo que sabemos gracias a la información encontrada en internet la adoramos y en el futuro, no muy lejano, nuestros hijos la seguirán viendo y amando mas que a cualquier otro humano, mas que a cualquier maestro, ella les enseñará todo lo nuevo acerca del amor, de la sexualidad, de la salud, por allí conocerán a sus novias, a sus mejores amigos, por allí se encontrarán con sus maestros y obtendrán placer de todas las formas posibles aun impensadas.



Aunque no hay que pensar en un futuro lejano, muchos jóvenes ahora solo necesitan su consola de video juegos, pero no solo para jugar, esa es tan solo la puerta de ingreso, el pretexto, pues allí encuentran a sus amigos, sus pares con quienes se identifican y tienen una realidad similar, es con ellos con quienes comparten sus problemas, sus gustos, sus necesidades es con ellos, a través de una interfaces con quienes conocen el mundo... como no amar a quien le enseña a uno a vivir y a conocer!!

Y no creo que se trate de una deshumanización o una despersonalización, todo lo contrario podríamos estar hablando de una transformación en las maneras de relacionamiento, que ni son mas o menos, simplemente son diferentes, propias de la época en la que vivimos plena de medios y de oportunidades de gestar mediaciones, que además no son propias de la escuela o de la pedagogía, también hay mediación en la comunicación cotidiana.