viernes, 10 de febrero de 2012

Recibí de mi amigo y colega Jorge un video de una conferencia del reconocido Jorge Larrosa, también se los compartió a los estudiantes que asisten a un curso que él orienta, y que en poco tiempo serán los míos, pues compartimos esa misma cátedra en la Facultad de Educación de la UPB, aquí en Medellín, Colombia.

En la conferencia en vídeo alojada, como tantas miles, en Youtube el filosofo de la educación Jorge Larrosa comienza hablando sobre lo que aporta el estudiante a la clase: Silencio, presencia y atención y también comenta que casi como en respuesta emocional el maestro siente miedo y entonces trae a colación a María Zambrano para parafrasearla diciendo que en esos segundos previos a comenzar a hablar el maestro tiembla, esa es su respuesta al silencio, presencia y atención.

Y continúa hablando asuntos muy interesantes acerca del maestro y comienzo a empatar conversaciones largas y continuas entre Jorge Rios y yo...  y sigo reflexionando acerca de por qué Jorge ve con tanto cariño al maestro, porque le tiene una consideración tan alta, por qué se expresa de ellos con tanto amor, por qué considera que son tan importantes en la sociedad, que son tan distintos a otras profesiones y por ello no es pertinente compararlos.

No es que yo no haya tenido buenos maestros, todo lo contrario he tenido la fortuna de ser guiado por unos muy buenos; sin embargo también tuve la oportunidad posteriormente de ser amigo de muchos de ellos y de enterarme que muchos de ellos son diferentes por fuera del aula de clases, como si se transformasen, como si adentro fueran unos y afuera otros, casi siempre los maestros del afuera son muy colaboradores y se entregan, como los amigos, se muestran débiles y quizá ignorantes, pese a su gran conocimiento, piden ayuda, no le temen al error, evento improbable en el aula de clases. Quizá Jorge solo conoció a los de adentro y por ello tiene esa imagen del profesor modelo, sabio, conocedor, que siempre tiene el comportamiento aceptado.

En cambio he tenido un gran profesor que es el mismo siempre, que no se esconde, pero sí pide que yo busque en él, un profesor constante, permanente, sabio, conocedor de todos los idiomas, de todo el mundo, que aunque lo sabe todo no tiene como intención presentármelo todo, solo lo que yo le pido, aunque también me permite encontrarme lo que no buscaba... que aunque no piensa en enseñarme, me ha permitido saber cómo aprender y por tanto se convierte en mi mejor fuente de información, me refiero a la Internet y por eso yo hablo de ella como la mejor, como lo máximo, como mi mejor aliado.

Ahora entonces comprendo porque Jorge habla tan bien y tan bonito de los maestros, porque fueron su mejor fuente de información, porque le posibilitaron aprender y que ese aprendizaje no fuera muy doloroso.
Cada uno habla bien de quien le sirve y quien le provee con la información necesaria para aprender del mundo, por eso en un tanto tiempo yo muy seguramente estaré hablando con igual aprecio de la Internet.

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